Ya has escuchado todas las opiniones posibles sobre la epidural, desde el “duele mucho y es peligrosa” hasta “¡es una maravilla, pude disfrutar de mi parto!”. Cada persona es un mundo y solo tú tienes la decisión final así que, para ayudarte a salir de ese mar de dudas, vamos a responder a las preguntas más frecuentes.
¿Quién puede ponerse la epidural?
Todas las mujeres, a menos que tengan una contraindicación, las principales son: fiebre, infección de la espalda (forúnculos), trastornos de la coagulación de la sangre o algunas enfermedades neurológicas. En estas circunstancias, la epidural sería peligrosa y el anestesista se negará a practicarla. Es más difícil ponerla en mujeres con obesidad, aunque no imposible.
Había decidido prescindir de ella, pero el parto se me hace demasiado doloroso y me arrepiento de mi elección. ¿Puedo cambiar de opinión en el último momento?
Sí, es posible… Hasta cierto punto. Se puede aplicar mientras que el cuello uterino no se dilate más de 6 o 7 centímetros. Después de eso, será un poco tarde y no dará tiempo a que haga efecto.
¿Cómo se gestiona la decisión de ponerse la epidural?
Unas semanas antes del parto tendrás cita con un anestesista. En algunos lugares esta consulta es obligatoria, hayas decidido dar a luz con epidural o no. El anestesista te informará sobre la epidural y te examinará, te mandará a hacer un análisis de sangre. No dudes en hacerle cualquier pregunta que te preocupe. Para asegurarte de no olvidarlas escríbelas antes en una pequeña libreta.
En el momento del parto, un anestesista (probablemente no sea el mismo) vendrá a mirarte y comprobará que no tengas contraindicaciones. Luego, te pedirá que te sientes o que te acuestes de lado, te avisará de que pinchará en la parte inferior de la espalda, entre dos vértebras lumbares. Esto le permitirá introducir un pequeño tubo (catéter) en el espacio epidural. Esto durará unos minutos, a veces más dependiendo de las condiciones anatómicas (escoliosis, obesidad…). Luego, un vendaje mantendrá el catéter en su lugar durante el parto, y el médico inyectará un producto anestésico controlando tu presión arterial y frecuencia cardíaca.
Probablemente te pondrán un catéter urinario porque la epidural elimina el impulso de orinar. Después de la primera inyección, tardarás de 10 a 15 minutos en sentir su efecto sobre el dolor. Dependiendo de la duración del parto, puede ser necesario repetir las dosis.
La epidural ¿duele?
Puede ser un poco dolorosa. Se siente que la aguja penetra la parte inferior de la espalda, aunque no mucho porque generalmente anestesian la zona antes de introducir el cáteter. También es posible sentir calambres en las piernas o la espalda. Lo bueno es que la ponen durante una contracción y, al ser la contracción tan dolorosa, no tendrás en cuenta el dolor del pinchazo.
¿Mis piernas quedan paralizadas?
No, no completamente. Es normal tener una sensación de “piernas pesadas” o piernas flojas, pero puedes seguir moviéndote. La epidural reduce el dolor pero no elimina por completo la sensibilidad.
¿Cuáles son los riesgos de la epidural?
Puede haber efectos secundarios, pero la mayoría son leves: el efecto de la epidural puede ser incompleto o inexistente. Puedes sentir dolor en la espalda, pero no está claro si se deben a la epidural o a una posición mal tomada durante el parto. Más raramente (menos del 1% de los casos) algunas mujeres tienen hipotensión o dolores de cabeza y mareos durante unos días. Los efectos secundarios graves son extremadamente raros (shock alérgico, ataque cardíaco…), pero pueden ocurrir como con cualquier otro anestésico.
¿Cuáles son las consecuencias para el bebé?
En condiciones normales, la epidural no afecta en nada al bebé. En el mejor de los casos, permite acortar la duración del parto, gracias a la relajación que proporciona o porque permite utilizar productos que aumentan las contracciones uterinas. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que la duración del parto puede alargarse bajo el efecto de la epidural. Aún así deberás saber que el bebé recibe una pequeña dosis de producto anestésico.
¿Hay otras soluciones para no sentir dolor en el parto?
Sí, hay otras soluciones, pero todo depende de cómo sientas el dolor. Las mujeres chinas, por ejemplo, dan a luz frecuentemente bajo acupuntura. Algunas mujeres te aconsejarán métodos como sofrología, haptonomía o masajes para tolerar mejor el dolor. La anestesia espinal es otro tipo de anestesia, aunque es bastante menos tolerada que la epidural. Finalmente, por supuesto hay anestesia general, pero solo se usa en casos muy específicos (contraindicación de la epidural o emergencia) y su principal desventaja es que priva a la madre de la experiencia de vivir el parto.
Tienen que hacerme cesárea ¿Es posible hacerla con la epidural?
Por supuesto, con una cesárea es posible. Es el mismo principio que para un parto vaginal, excepto que las dosis de anestésicos serán mayores. Casi todos los médicos lo hacen así y es una gran ventaja, ya que esto puede permitirte vivir tu parto. Estarás consciente y oirás todo lo que sucede. Por otro lado, por supuesto, no verás todo, ya que los médicos te ocultarán la visión de pecho hacia abajo ¡Pero verás a tu bebé tan pronto como nazca!.
Pronto darás a luz: ¿pedirás la epidural?
Esta es una pregunta que solo tú puedes responder, hablando con tus seres queridos y con la ayuda de tu anestesista. Dependerá de cómo sientas el dolor y cómo lo lleves. Para algunos, el dolor del parto es inaceptable y la epidural es un derecho. Para otras mujeres sentir dolor y dominarlo puede ser una experiencia gratificante. Depende de tí ver cómo te posicionas entre estos dos extremos. Hoy en día, la única respuesta que no debes tolerar es: “No tendrás una epidural porque no hay anestesista disponible”.