Tal y como su nombre indica, se trata de la muerte súbita que ocurre de manera inexplicable en bebés menores de un año de edad. Es una enfermedad que da miedo porque puede presentarse sin previo aviso, generalmente en bebés aparentemente sanos. La mayoría de los casos de se producen mientras los niños duermen (por ello, se conoce también como “muerte en la cuna”). Los niños que mueren no demuestran signos de haber sufrido.
Mientras que la mayoría de las enfermedades generalmente se diagnostican por la presencia de síntomas específicos, la mayoría de los diagnósticos de muerte súbita ocurren después de que otras posibles causas de muerte se hayan descartado al revisar la historia médica del bebé y el ambiente en el que vive. Esta revisión puede ayudar a distinguir un verdadero caso de muerte súbita del lactante de otras muertes que pueden deberse a accidentes, malos tratos y otras afecciones no diagnosticadas, como trastornos cardiacos o del metabolismo.
Para determinar cuáles son los bebés que presentan mayor riesgo, se debe tener en cuenta que no existe un factor de riesgo significativo que por sí solo sea suficiente para causar la muerte. Por el contrario, existen ciertos factores de riesgo que cuando se dan a la vez pueden contribuir a que un bebé en situación de riesgo muera de esta forma:
La mayoría de las muertes ocurren entre los 2 y los 4 meses de edad, y esta frecuencia aumenta cuando las temperaturas son más frías. En los lactantes afroamericanos, la probabilidad de morir es del doble en comparación con los bebés blancos, y en los nativos norteamericanos, del triple. Los niños tienen mayor probabilidad de morir por muerte súbita que las niñas.
Otros riesgos potenciales incluyen:
- fumar, beber o consumir drogas durante el embarazo
- atención médica prenatal deficiente
- bebés prematuros o con bajo peso al nacer
- madres menores de 20 años
- bebés expuestos al humo del tabaco después de su nacimiento
- exceso de calor por demasiada vestimenta o ropa de cama a la hora de dormir
- dormir boca abajo
Evite que duerma boca abajo
Entre los puntos anteriormente mencionados, dormir sobre la barriga es el factor de mayor riesgo. Numerosos estudios demuestran una mayor incidencia de este tipo de muertes entre los lactantes que duermen boca abajo en comparación con los que duermen boca arriba. Algunas investigaciones han formulado la hipótesis de que dormir boca abajo crea presión sobre la mandíbula del bebé, lo que hace que se estrechen las vías respiratorias y se haga más difícil respirar.
Según otra teoría, dormir boca abajo puede incrementar el riesgo de que el bebé “vuelva a respirar” el aire de su propia exhalación, particularmente si duerme sobre un colchón blando o con ropa de cama, muñecos de peluche o una almohada cerca de su cara. Cuando esto ocurre, la superficie blanda crea una especie de cavidad alrededor de la boca del bebé donde queda retenido el aire exhalado. A medida que el bebé respira su propio aire exhalado, el nivel de oxígeno en su cuerpo disminuye y el dióxido de carbono se acumula. Finalmente, la falta de oxigeno contribuye a la muerte súbita del lactante.
Por supuesto, una vez que los bebés ya pueden voltearse por si solos mientras duermen, generalmente entre los 4 y 7 meses, es posible que prefieran no estar boca arriba toda la noche. A partir de este momento, se puede dejar que los bebés elijan la posición para dormir que prefieran.
Consejos para reducir el riesgo de muerte súbita del lactante
Además de acostar a los lactantes sobre la espalda, las siguientes medidas para ayudar a reducir el riesgo son:
- Acueste a su bebé sobre un colchón firme, nunca sobre una almohada, cama de agua, piel de oveja, sofá, sillón o cualquier otra superficie suave. Para evitar que vuelva a respirar el aire exhalado, no coloque cerca de su bebé mantas, edredones, muñecos de peluche o almohadas.
- Asegúrese que su bebé no tenga demasiado calor mientras duerme. Mantenga la habitación a una temperatura agradable. Algunas investigaciones parecen indicar que si un bebé siente demasiado calor puede caer en un sueño profundo que hará mucho más difícil que se despierte.
- No fume, beba, ni consuma drogas mientras esté embarazada y no exponga a su bebé al humo de otros fumadores. Los lactantes de las madres que fumaron durante el embarazo tienen tres veces más probabilidad de morir que los bebés de las madres que no fumaron; la exposición al humo de terceras personas duplica el riesgo de muerte súbita en los bebés. Los investigadores especulan que fumar puede afectar al sistema nervioso, no sólo en el período prenatal sino también después del nacimiento, lo que se traduce en un mayor riesgo para los bebés.
- Reciba atención médica prenatal desde las primeras etapas y de manera frecuente.
- Asegúrese de que su bebé pase las revisiones médicas adecuadas con regularidad.
- De ser posible, alimente a su bebé con leche materna. Existen pruebas de que dar el pecho a los lactantes puede ayudar a disminuir el riesgo. La razón de esto aún no está clara, aunque los investigadores piensan que la leche materna protege a los bebés de las infecciones, que aumentan el riesgo de muerte súbita.
- Si su bebé sufre reflujo gastroesofágico, asegurase de seguir las instrucciones del pediatra de su bebé respecto a las posiciones en las que debe alimentarlo y acostarlo.
- Acueste a su bebé con un chupete durante el primer año de vida. Si su bebé lo rechaza, no lo fuerce. Los chupetes se han asociado a un menor riesgo. Si usted alimenta a su bebé con leche materna, trate de esperar un mes antes de darle el chupete, para que el bebé se acostumbre a la lactancia.
- Aunque los padres pueden llevarse a la cama a sus bebés para alimentarlos o darles consuelo, en cuanto se queden dormidos, deben volver a acostarlos en su cuna o moisés. Es una buena idea mantener la cuna o el moisés en la habitación donde duermen los padres. Esta costumbre se ha asociado a una disminución en la incidencia de muerte súbita del lactante.