La primera fase del parto es la dilatación:
Esta fase comienza en cuando llegan las contracciones, que en principio servirán para acortar el cuello del útero, cuyo largo suele ser de 3 cm. Después de esto el cuello del útero tiene que “desaparecer”, es decir, se va dilatando poco a poco hasta alcanzar los 9-10 cm. Ese espacio es suficiente para que el bebé pase.
Esta primera fase puede durar una media de hasta 10 horas, todo depende de cada mujer. Al principio la dilatación suele ser más lenta y luego va aumentando su ritmo, es por eso que el personal médico no dejará que te quedes en el hospital hasta que no tengas contracciones regulares, así habrás pasado al menos el proceso de acortar el cuello del útero.
Las contracciones suelen ser dolorosas porque es un trabajo muscular no habitual. Cada mujer reacciona de forma diferente a este dolor. Si lo deseas puedes recurrir a la anestesia epidural.
Esta primera fase es así solo en el primer parto, a partir del segundo el cuello del útero se acorta y se dilata a la vez, por tanto el proceso es más corto.
La segunda fase del parto es la expulsión:
Cuando el cuello del útero ya ha alcanzado los 10 cm y el bebé es capaz de pasar su cabeza. Antes de llegar hasta ahí deberá pasar por un “pequeño túnel” de 7-9 cm, algunos pueden pasarlo en 10 minutos y otros pueden necesitar alguna hora.
Si el bebé viene de nalgas (4% de los casos) el parto será un poco más complicado y se necesitarán matronas experimentadas para realizar algunas “maniobras” obstétricas.
Durante la expulsión el perineo se estira. Es posible que haya un desgarro o, si los médicos lo ven necesario, podrán hacer una episiotomía. Para evitar esto es mejor seguir los consejos de los médicos y empujar suavemente.
La tercera fase del parto es el alumbramiento:
En esta fase se expulsa la placenta y el resto de anexos fetales. Alrededor de 15-20 minutos después del parto las contracciones aparecerán de nuevo para que el cuello del útero recupere su tamaño.