Un estudio británico aporta la primera evidencia de que la dieta de la madre influye en el sexo del bebé. A primera vista, esta afirmación suena inverosímil, ya que en los mamíferos, el esperma masculino determina el sexo del bebé, no el óvulo femenino. Pero la historia es más complicada de lo que en un principio pueda parecer.
El estudio se realizó a 740 mujeres que estaban tratando de quedarse embarazadas por primera vez, se realizó un seguimiento de su dieta diaria. Lo que encontraron es que las mujeres que consumían una dieta alta en calorías en general, y las que comían al menos un plato de cereales al día para desayunar, tenían un 24% mayor de probabilidades de tener un varón que las que se saltaban el desayuno o consumir menos calorías totales.
Como he dicho al comienzo, el sexo del bebé lo determina el esperma masculino que es el 50% ‘X’ y el 50% ‘Y’, los óvulos femeninos siempre contienen un cromosoma ‘X’. Si un espermatozoide ‘X’ fertiliza el óvulo, el bebé resultante es de sexo femenino, y si un espermatozoide ‘Y’ gana la carrera, entonces el bebé será varón. Entonces, ¿cómo puede la dieta de la madre afectar sobre el resultado?
Bueno, hay dos hipótesis principales: o bien el entorno femenino es más amigable para los espermatozoides ‘Y’, dándoles cierta ventaja, o es más amigable a los embriones ‘XY’, lo que les permite sobrevivir mejor. Hay pruebas que sugieren que el último caso puede ser verdad. En la fecundación in vitro, los embriones ‘XY’ tienden a sobrevivir mejor en ambientes altos de glucosa. Las mujeres que no desayunan pueden tener un nivel bajo de azúcar en la sangre, lo cual puede suponer peores condiciones para la supervivencia de los embriones masculinos.
Aunque esta investigación proporciona la primera conexión entre la dieta de la madre y el sexo de su futuro hijo, todavía no hay evidencia de que su alientacón durante la concepción, y menos aún durante el embarazo, juegue un papel determinante sobre el sexo del bebé.
