El control de la frecuencia cardiaca del feto durante el embarazo da pistas importantes sobre la salud del bebé y su bienestar. Normalmente, el latido puede ser detectado a partir de las 6 semanas de embarazo, la evaluación de los latidos del corazón fetal puede ayudar a los médicos a descubrir si existen problemas durante la gestación. A medida que avanza el embarazo, el control de la frecuencia cardíaca ayuda a detectar problemas con la placenta, el cordón umbilical, o con el propio corazón.
¿Cuándo se empieza a oír el latido del feto?
Los latidos del corazón del futuro bebé se aprecian en la ecografía a partir de la semana 6 de embarazo y se pueden oír entre las semanas 8 y 10 con un aparato llamado doppler que amplifica los sonidos.
Evaluación de la frecuencia cardiaca fetal al comienzo del embarazo
La frecuencia cardiaca fetal al comienzo del embarazo debe ser entre 90 a 110 latidos por minuto, una frecuencia inferior puede indicar un feto no viable. Desde las 8 a las 9 semanas de embarazo, el corazón debe estar latiendo entre 140 y 170 pulsaciones por minuto. Cualquier variación, con respecto a estos indicadores, podría significar que el embarazo no se está desarrollando normalmente.
Evaluación el desarrollo del corazón
Al comienzo del segundo trimestre, la frecuencia cardíaca fetal late alrededor de 120 a 160 pulsaciones por minuto. Un latido irregular o demasiado rápido o demasiado lento (llamados arritmias o disritmias) puede indicar una enfermedad congénita del corazón, o enfermedades del corazón que están presentes desde la concepción. Esto puede conducir a insuficiencia cardíaca e incluso la muerte del bebé en el útero.
La detección de sufrimiento fetal
El latido del corazón fetal se comprueba en cada visita al médico para comprobar que el corazón está latiendo entre 110 y 160 pulsaciones por minuto. De no se así, podría significar que el feto está en peligro. Un descenso en la frecuencia cardiaca puede indicar que el cordón umbilical está comprimido, normalmente, es debido a que el bebé se encuentre enredado en él, o por la falta de oxígeno suministrado a través de la placenta.