Más que embarazo de riesgo, yo lo llamo de alta vigilancia. Se trata de una gestación que, por múltiples factores, necesita un control médico especial para evitar problemas de salud para la madre y el bebé.
En estos casos, el número de visitas al médico es mucho más elevado que en un embarazo normal, aunque eso depende de la complicación de que se trate. Lo ideal es tener a la madre permanentemente controlada.
Entre los factores de riesgo de este tipo de gestaciones, podemos destacar la edad de la madre (no es lo mismo un embarazo a los 20 que los 40 años), los antecendentes de abortos y las enfermedades previas o asociadas al embarazo como la diabetes gestacional.
En los últimos años están aumentando los embarazos de riesgo por dos razones:
1. El retraso en la edad de maternidad. Hace unos años, las mujeres tenían a su primer hijo a los 25 años, y ahora lo tienen a los 35. Y a esa edad no sólo se complica el embarazo; también la concepción. A eso hay que sumar que las posibilidades que tiene cualquier persona de estar totalmente sana son menores a los 35 que a los 20 años.
2. El aumento de las gestaciones por técnicas de reproducción asistida.
¿La mayoría de los embarazos de riesgo suelen acabar en cesárea? Esta es una duda muy común en las mujeres con embarazos de riesgo. No tienen por qué. Depende de la patología de que se trate. Lo que está claro es que hay condiciones médicas que pueden indicarla.
En casos de embarazos múltiples, habría que analizar todos los factores. Así, unos gemelos podrían venir al mundo sin problemas en un parto normal. Otra cosa es si ese parto es con una mujer de 40 años, con antecedentes de aborto y que se ha quedado embarazada mediante fecundación in vitro.