5 meses de embarazo
(semanas 19 a 22)
Han pasado 17 semanas desde el día de la concepción y tu hijo está perfectamente equipado para “funcionar”: con todos sus órganos internos formados, es capaz de eliminar a través de la orina el líquido amniótico que traga, pues ya trabajan sus riñones, y la sangre circula por el cordón umbilical permitiendo el intercambio de alimentos y productos de desecho con la madre.
En el intestino comienza a acumularse el meconio, las primeras heces que eliminará al nacer. Y el páncreas empezará enseguida a fabricar insulina, la hormona que le permitirá regular su nivel de azúcar en sangre. Alcanzada la primera mitad del embarazo, su ritmo de crecimiento se entontece y el futuro bebé «se concentra» en la maduración de sus sistemas y órganos.
En lo que respecta a sus movimientos, cada vez son más coordinados y frecuentes, pues los músculos y el sistema nervioso están más desarrollados. Por ejemplo, le encanta hacer piruetas y desplaza el útero, empujando sus paredes con los pies: cada vez que lo hace, tu abdomen se abulta.
Su ciclo de vigilia y sueño parecido al que tendrá cuando nazca: alterna fases de sueño profundo con otras de sueño ligero, en las que una palmada sobre el abdomen puede sobresaltarle.
Estos períodos de descanso no suelen coincidir con los de la madre; y así, él puede permanecer activo mientras tú duermes profundamente, o al contrario: dormir como un tronco al mediodía, mientras tú vas al trabajo o realizas tareas cotidianas.
Alrededor de la semana 20 ya mide unos 16 centímetros y pesa alrededor de 320 gramos, si bien al final de esta etapa puede alcanzar casi medio kilo. En este momento es cuando mejor puede vérsele en la ecografía en la que se distinguen ya claramente los órganos sexuales de modo que, si para un momento, podréis saber si es niño o niña.