El parto prematuro es la complicación más frecuente del embarazo. De hecho, se estima que uno de cada diez partos se produce pretérmino, es decir, antes de la semana 37 de gestación. No hay una única causa que lo explique, sino múltiples factores de riesgo, como:
- Un parto prematuro anterior.
- Embarazo múltiple.
- Enfermedades maternas (infecciones, patologías renales, tiroideas o cardíacas).
- Anemia grave.
- La hipertensión y la diabetes en el embarazo también pueden abocar a un parto prematuro para impedir que el bebé sufra las consecuencias de estas patologías, que pueden ser más graves que la propia prematuridad.
- Un nivel insuficiente de cuidados médicos.
- El estrés.
- Fumar durante el embarazo.
- Beber bebidas alcohólicas durante el embarazo.
¿Cuáles son las consecuencias de parto prematuro para el bebé?
Puede nacer con algunos de sus órganos inmaduros, lo que aumenta el riesgo de infecciones y de problemas respiratorios, del sistema nervioso central o del tubo digestivo. Los que nacen con un peso inferior a 1.500 gramos y antes de la semana 32 están expuestos a mayores complicaciones.
¿Cómo evitar un parto prematuro?
El objetivo es demorar el parto, por lo que deberás guardar reposo y, ante la menor sospecha (flujo vaginal de color marrón o sanguinolento, presión o dolor intenso en la parte baja del abdomen y en la zona lumbar), acudir al hospital, donde pueden ingresarte para administrar medicamentos que reducen la frecuencia de las contracciones y favorecen la maduración de los pulmones, los órganos más afectados por un parto prematuro.